VOS/VOZ

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Piero: ...Hablando de voces femeninas, Natalia Lafourcade va a sacar un disco instrumental.



Amigo de Piero: ¿En serio?... ¡qué fino!



Piero: Sí, sin voz ¿Qué extraño, no?



Amigo de Piero: ¡¿SIN MÍ?!



Piero: ... jejejeje. Sí, es una lástima, pero sin vos.

Después de largas sesiones de canto. Cuando ya se le agotaron las canciones y decidió volver a cantar su propia vida, Piero me permite al fin disculparme en su nombre por el escándalo que resquebrajó la avenencia de lo mítico y lo irreal de este sitio para la distracción (blog). También refutar o desmembrar ciertas cosas en las cuales él no cree en su sano juicio y mucho menos anda gritando por ahí.
Antes de enfrascarnos en el asunto, aclaro que no pretendo aquí avergonzar a los considerados desvergonzados. En veces anteriores he expuesto ya mi recelo a los juicios, por lo tanto como dice el dicho: “Anacardina a Judicialo no me escupa, que ya bañado me he con sal marina y con, de un leñoso, la pulpa”*.
La algarabía del 19 de Mayo, bajo el nombre de “Dessesperado”, no fue más que un error. Un error ortográfico**. Desseperado se escribe con una sola “s”, así: “desesperado”, que según el diccionario de la Realísima Academia Española, no es más que un adjetivo que califica a los dominados por la desesperación.
Pero según percibo, el maltrato ortográfico a dicha palabra fue puesto adrede con intenciones alegóricas a algún evento desafortunado. Alguna decepción temida, que se asomaba con insistentes augurios; que debió provocar la enajenación de mi Piero en la que no se reconoció, toda educación perdió, y se cuestionó.
Tal desmesura puede explicarse como una frustración generada en una especie de proterva culpa por no prestarle la atención pertinente a las señales previnientes, por permitirse considerar la idea de que quizás estaba subestimando la gracia de la humanidad y entonces ceder a abrir ciertas puertas.
Aparenta ser bastante desagradable, pero no sé, ya a esta edad, no siento esas cosas.
Todo iracundo se teme a sí mismo, porque sabe que su condición lo puede condenar aún más. Quienes intentan disimular la impaciencia bajo la premisa “las amistades toleran” son los que vienen a socorrerlos señores licántropos***, que ante tanto embrollo y confusión al no poder abrazar o cachetear, no les queda más que respetar. La tolerancia muchas veces es respeto, un espacio mítico donde se les permite aullar a sus anchas.
Otro de los aullidos de Piero, fue ese de que en la desesperassión: Todo es trascendental. A vuestra edad todo parece trascendental, desesperado o no. Impresión que me resulta tan hermosa como sublime, y que para ser honesto, me causa algo de envidia.
Es lamentable, pero esas cosas sí las siento.
Si no lo confesase, según ya los últimos alaridos (no aullidos) del discurso, mi Piero pensaría que peco de hipócrita. Sin embargo queridísimo, recordemos que forma parte de la libertad de escogencia callar o confesar y aún más tener algo escondido con lo cual hacerlo, puesto que muchas veces lo único que hay es paranoia, alucinación; fantasía como último recurso de la mente para sentirnos acompañados. La desconfianza y esos sentimientos siempre son dirigidos a un alguien. Ésta nos lleva a tantear en ese alguien en busca de una verdad. Piero rogaba por ella como si fuese el antídoto al veneno que lo consumía esa noche, de hecho mantenía que fuese cual fuese lo llenaría de vida…
…y lamento decepcionarlos licántropos, búhos, cantadores, desvergonzados, enjuiciados, jóvenes y practicantes de la mala ortografía, pero están llenos de vida.
Por tanto, asfixiados por la desesperación, pueden soltar una apenas apreciable bocanada de vergüenza, una voluta dibujante de frases cliché para insinuar bochorno, para hacerse reconocer después del escándalo.
En fin, señales dignas de alguien que respira****.
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* Véase el mito gambbino de las Nueces Muertas (Capítulo XIII, página 10) de “Arboreogonía” (preferiblemente cualquier edición de la versión de B. Herrero).

**Es por eso que me uní a la campaña contra la mala ortografía en “blogs”. Como lo indica el botón rojo, ubicado a la izquierda, que reza la siguiente escandalosa sentencia: “Eres lo que escribes- Eres como escribes”.

***Para nutrirse más adecuadamente acerca del comportamiento de estos particulares seres, consulte “Galería de criaturas fantásticas” de Cedric Said-Taine, editorial Selector. O “Animales fantásticos & dónde encontrarlos” de Newt Scamander, editorial Obscurus.

**** Nota al pie de Piero: Vaya manera…

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